Por el atentado en el que murieron 107 personas hace 26 años solo ha pagado Dandenis Muñoz, el pistolero de Pablo Escobar, que está enterrado en vida en una cárcel en EE.UU.
Para que Dandenis Muñoz Mosquera, alias ‘La Kika’, salga de la cárcel debe morirse 10 veces y volver a nacer. Está condenado a 10 cadenas perpetuas según el veredicto del juez Johnson. Esto equivale a permanecer 160 años y un día más en un centro de reclusión de los Estados Unidos. Las cadenas perpetuas no ofrecen acuerdos, conciliaciones, ni mucho menos a rebajar un minuto de prisión. Muñoz Mosquera fue acusado de participar en el atentado terrorista del avión 203 de Avianca en 1989 en cual murieron 107 personas, entre ellos dos ciudadanos norteamericanos.
Entre el año 1995 y 2010, Muñoz Mosquera estuvo confinado en la cárcel más segura de los Estados Unidos: ADX Florence, Colorado. Según el periódico británico The Guardian, esta prisión secreta es el Alcatraz de nuestros tiempos. “Una versión limpia del infierno” título el programa 60 Minutes en una nota especial sobre la penitenciaría que, para ellos, es la más alienante del planeta. “En nuestro sistema, hay 114 centros penitenciarios. Y sólo hay una Supermax, que es ADX. Es como el Harvard del sistema” afirmó Robert Hood, ex director de la cárcel.
Dandenis Muñoz Mosquera duró 15 años sin hablar con nadie. The Guardian cuenta que algunos presos extranjeros se dedican a rezar y a conversar solos contra la pared de su celda, esperando el eco para responderse a sí mismos, buscando que no se les olvide pronunciar las palabras de su idioma. Dandenis debió hacerlo porque no ha perdido ni un ápice de su acento paisa. Un varón. De las 24 horas del día, Muñoz Mosquera, debía estar encerrado 23. Fueron 5745 días en la misma rutina, donde se le permitía una sola hora de sol -dependiendo de la estación climática-. Esto causó que la piel del colombiano se comenzara a afectar, la dermis se le caía por pedazos.
Las comidas eran llevadas a su celda que sin pronunciar palabra los guardianes las introducían por la ranura de la puerta blindada en unos horarios insólitos: a las tres de la mañana el desayuno, a las nueve el almuerzo y a las cuatro de la tarde la comida. Las celdas de un metro veinte de ancho por dos metros de largo contienen una cama de cemento con una colchoneta, inodoro de aluminio, ducha y un entrepaño para poner las pertenencias. “Es la perfección del aislamiento, despreciable, brutal. Intentan romper el espíritu humano. Romper tu mente. Ponen a prueba la psiquis”, sentenció Garrett Linderman, uno de los pocos hombres que ha salido vivo de ADX.
Desde 1994, cuando se abrió esta prisión, han sido asesinados dos reclusos y cuatro se suicidaron, aunque es muy difícil lograr matarse. Los guardianes del sindicato federal de prisiones no quieren trabajar en dicha reclusión. Hasta 2012 había un déficit de guardias porque todos odian estar allí. En el año 2010, Dandenis, fue trasladado, por su buen comportamiento y sumisión, a una cárcel de mediana seguridad en la Costa Este de los Estados Unidos. A partir de ese momento, su mamá y familiares, después de tantos años de no hablar con él, tuvieron la oportunidad de ir a visitarlo.
ADX, la cárcel más segura del mundo cuenta solo con 300 presos, entre ellos Omar Abdel Rahman, líder de Al Qaeda, el violador Joseph Duncan y hasta el jefe de la mafia italiana, Vito Rizzuto
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Dandenis nació en el año 1965 en una familia humilde de Medellín. Su padre, Fernando Antonio Muñoz, era policía. Su madre, Lilia Mosquera, era voluntaria de trabajo social en la cárcel Bellavista. Fueron quince los hermanos Muñoz –cuatro mujeres y once hombres- quienes crecieron en una casa en la calle 71 número 99-15 en el popular barrio Castilla en la Comuna nororiental de la capital Antioqueña. La familia entera pertenecía a la iglesia cristiana pentecostal, de la que el padre era pastor y la madre predicadora de la Biblia, incluso entre los reclusos del penal de Bellavista. Años después fundaron la iglesia Cristianos en el Camino.
Dandenis fue el noveno de los hijos. El consentido de su mamá y de Francisca, la tía ‘Kika’, de donde viene su apodo que poco le gustaba porque la tía no era la más agraciada. Como cualquier muchacho de barrio, jugaba al futbol, iba en bus a la parcela de la abuela en Girardota donde recogía frutas que le traía a su mamá y mataba pájaros con cauchera. Completó la primaria en la escuela Alejo Pimiento e inició el bachillerato en el colegio Alfredo Cock Arango, de donde se retiraría en el cuarto año, cuando lo encandelilló un espejismo llamado Cartel de Medellín.
Llegó a ocupar el segundo nivel de los sicarios de Pablo Escobar, debajo de John Jairo Arias Tascon ‘Pinina’, Fabián Tamayo ‘Chiruza’, Luis Carlos Aguilar Gallego ‘El Mugre’, Víctor Granada ‘El Zarco’, Otoniel de Jesús González Franco ‘Otto’, Luis Carlos Alzate Urquijo ‘Arete’ y Jhon Jairo Velásquez ‘Popeye’, como lo afirma el organigrama que publicó el periódico El Espectador en los años ochenta.
En el diario aparecieron también por primera vez identificados los jefes de las oficinas de sicarios de la organización: la de Mario Castaño Molina, alias ‘El Chopo’ en la Estrella; la de la familia Prisco en Aranjuez; y la de los hermanos Muñoz Mosquera en Castilla. A ‘La Kika’ se le adelantó su hermano Brancys, un moreno corpulento, de cara cuadrada y nariz chata, que terminó apodado ‘Tyson’ por su parecido con el ex campeón mundial de boxeo quien entró al cartel como subordinado de ‘Pinina’, mientras que Dandenis llegó por el lado de ‘Chiruza’.
Durante el periodo en el que Pablo Escobar pagaba hasta dos millones de pesos por policía asesinado, las autoridades le endilgaron a ‘La Kika’ más de cincuenta crímenes, realizados entre marzo y junio de 1989. Dejaba sus iniciales “KK” en los cadáveres para asegurar su recompensa. Su nombre apareció asociado a dos de las fugas más escandalosas en la historia del país: la del 2 de agosto de 1988, en la cárcel Bellavista cuando los hermanos Muñoz (‘Tyson’ y ‘La Kika’) sobornaron a un par de guardias de las garitas y se volaron trepando y bajando con un lazo el muro de ocho metros de altura que separaba a la cancha de la calle. El 18 de abril de 1991 se repitió la hazaña, esta vez en la cárcel Modelo de Bogotá. ‘La Kika’ atravesó junto a Jesús María Ríos, alias ‘Chucho’, quince puertas de seguridad, sobornando con 400 millones de pesos a seis guardianes, quienes los guiaron hacia la calle donde los esperaba un Mercedes Benz color blanco.
‘La Kika’ y ‘Tyson’ llegaron a tener bajo su mando 140 hombres armados en las comunas de Medellín, los cuales cumplían órdenes en cualquier lugar del país. ‘La Kika’ coordinó la operación en la que terminó asesinado por órden de Pablo Escobar, el exministro de Justicia, Enrique Low Murtra, el 30 de abril de 1991. Siete juzgados de Medellín lo solicitaban por homicidio agravado, fuga de presos, hurto calificado, hurto agravado y lesiones personales.
Varias veces personajes como Hernando Gómez Bustamante, alias 'Rasguño', y Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, han declarado en favor de ‘La Kika’.
Afirman que el atentado fue coordinado por Fidel Castaño obedeciendo a Pablo Escobar.
Varias veces personajes como Hernando Gómez Bustamante, alias ‘Rasguño’, y Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, han declarado en favor de ‘La Kika’. Afirman que el atentado fue coordinado por Fidel Castaño obedeciendo a Pablo Escobar.
Pero finalmente cayó en Estados Unidos cuando el 24 de septiembre de 1991 agentes de la DEA lo capturaron en una cabina telefónica en Jackson Heights (Queens), mientras hablaba con su mamá. Tenía 26 años. A falta de antecedentes, fue acusado de portar documentos falsos y mentirle a un funcionario federal, un delito que normalmente no significaba más de un año de prisión, pero a ‘La Kika’ automáticamente se le convirtieron en seis. Los federales vieron en él, un camino directo para llegar a Pablo Escobar.
Su caso fue puesto en manos de dos mujeres fiscales del Distrito de Nueva York: Cheryl Pollak y Beth Wilkinson. Junto a un equipo de agentes de FBI se propusieron sin éxito construir pruebas relacionadas con el narcotráfico para asegurar su permanencia en prisión. Hasta que en enero de 1992 apareció su presunta vinculación a la bomba que estalló en pleno vuelo en el avión de Avianca que hacía la ruta Bogotá-Cali el 27 de noviembre de 1989, en el que murieron los 107 pasajeros, entre quienes se encontraban los ciudadanos con nacionalidad norteamericana Carlos Escabi y Astrid del Pilar Gómez. Una de las pruebas utilizadas contra ‘La Kika’ fue una grabación hecha en la correccional de Nueva York, en la que supuestamente le contaba al cubano Keny Vázquez, su participación en el atentado y revelaba su propósito del viaje a Estados Unidos: colocar otra bomba en Manhattan. ‘La Kika’ Siempre ha asegurado que el dialogo fue un montaje.
Después de cuatro años de juicio y 45 testigos, aunque más de la mitad de ellos no señalaron a Dandenis Muñoz Mosquera como responsable del atentado al avión de Avianca, el juez Sterling Johnson dictó su sentencia de diez cadenas perpetuas, mientras las dos fiscales y el agente antinarcóticos Sam Trotman fueron condecorados con el premio de Servicio Excepcional, el mayor galardón concedido por el Ministro de Justicia de los Estados Unidos.
La información en Colombia contradecía la norteamericana. A pesar de su extenso prontuario criminal todo indica que Dandenis Muñoz Mosquera, nunca ha estado vinculado a la bomba contra el avión. El propio Carlos Mario Alzate Urquijo, alias ‘El Arete’ confesó su responsabilidad en el diseño del atentando que buscaba eliminar al candidato liberal César Gaviria quien tenía programado tomar aquel vuelo.
Gustavo De Greiff el Fiscal de la época envió incluso una carta al juez Johnson en la que ponía en conocimiento de la justicia norteamericana el resultado de las investigaciones del acto terrorista en el que se evidenciaba que Muñoz Mosquera no estaba vinculado. Una comunicación que le significó al fiscal colombiano la cancelación de la visa. “Es algo muy ilógico. En el país donde sucedieron los hechos y que hizo la investigación, nunca me acusaron. Y en un país ajeno a los hechos con puras mentiras y testigos falsos, me condenaron por ello” dijo hace poco ‘La Kika’ a Julio Sánchez Cristo en La W Radio.
Jhon Jairo Velásquez, alias ‘Popeye’, ha aportado nuevos elementos sobre el atentado. Además de haber sido ordenado por Escobar, declaró que el dinero lo aportó alias ‘El Taxista’, además que el fabricante de la bomba fue ‘El Suizo’ y el ejecutor `El Arete’ quien contó con el apoyo de agentes del DAS, pagados por los hermanos Castaño Gil para poder entrar al aeropuerto. “‘La Kika’, el único condenado por la bomba del avión de Avianca, nunca estuvo en el plan”, dijo en su momento el sicario ‘Popeye’. De hecho, en Colombia el nombre de ‘La Kika’ nunca ha aparecido en la cadena delincuencial que produjo el escabroso acto terrorista.
Así mismo, el exagente del FBI, Frederick Whitehurst, salió a la defensa del colombiano y desenmascaró uno de los falsos testigos usados en su contra. “Era un blanco de alto perfil para el FBI. Necesitaban un positivo en la guerra contra el Cartel de Medellín y su lucha contra el narcotráfico, y lo construyeron” aseguró Whitehurst. Versión que confirma Muñoz Mosquera quien ha dicho que “los fiscales, la DEA y agentes del FBI hicieron el montaje de todo este caso. Me condenaron a diez cadenas perpetuas, buscaron testigos falsos, gente que yo nunca había visto en mi vida. Ellos no tienen ningunas pruebas contra mi porque yo no cometí esos delitos. La grabación fue editada por la DEA y el FBI para inculparme. Yo me vine para Nueva York porque me iban a matar en Colombia y no para atentar contra nadie”.
La guerra que se desató al interior del Cartel de Medellín cuando Escobar estaba recluido en La Catedral también alcanzó a los Muñoz Mosquera. De los quince hermanos, cinco fueron asesinados. Fernando fue abaleado en la esquina de su casa; Paul Jailton, apareció dentro de la cajuela de un carro con dos tiros en la cabeza; el cadáver de Angelo Yamit, fue encontrado en una cuneta en la carretera a Bello; Audy fue sacado de la casa por desconocidos y un par de días después encontrado sin vida; ‘Tyson’, sindicado de la bomba del DAS y del asesinato de por lo menos 700 personas cayó en la persecución del Bloque de Búsqueda en un apartamento al sur de Medellín.
Doña Lilia Mosquera optó por mandar a construir un gran mausoleo en mármol de tres metros de alto, por cinco de ancho y dos de profundidad en el cementerio de San Pedro para enterrar a sus hijos asesinados. Organizó todo, desde las enredaderas verdes y flores artificiales que adornaban sepulcros armados en vidrio y barrotes de cobre, con lápidas acompañadas con la foto de cada difunto hasta el sonido con canciones cristianas ininterrumpido durante las 24 horas del dìa.
En 1998 fue la desbandada de los Muñoz Mosquera que se dispersaron por distintas ciudades de Colombia y luego huyeron a Costa Rica mientras 22 miembros de la familia terminaron en California donde todos están vinculados a los movimientos cristianos.
Doña Lilia, quien está ya por los 83 años recorrió 26 horas de carreteras estadounidenses, de costa a costa, para visitar después de dos décadas a Dandenis en la cárcel de Orange en el Estado de Virginia. Lo encontró de overol caqui, botas marrón, pelo bajito y bien cortado. El abrazo acompañado de lágrimas fue eterno y hablaron y hablaron y hablaron. Doña Lilia regresó más convencida que nunca de la inocencia de su hijo y en especial de su consentido Dandenis a quien lo espera una tumba en el mausoleo de San Pedro en Medellín.
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